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domingo, 25 de enero de 2015

UCHURACCAY : NUNCA SERA TARDE PARA QUE SE HAGA JUSTICIA / Roberto Mejía Alarcón


Nunca será tarde para que se haga justicia

Por: Roberto Mejía Alarcón, presidente ANP

Han transcurrido treintidos años de la tragedia de Uchuraccay y aún nos seguimos preguntando ¿qué ocurrió realmente? ¿qué consigna se impartió para victimar con tanta crueldad a ocho periodistas, al guía y a un comunero? ¿ quiénes son los responsables mediatos de tan sanguinario hecho? La frustración nos embarga. No hay respuesta racional. La cultura del secretismo avasalla como en los peores tiempos de la barbarie humana. Esto explica porqué continuamos recordando con vehemencia gremial lo acontecido en esas alturas cordilleranas de Ayacucho, el 26 de enero de 1983 y porqué, también, demandamos que la justicia recupere su significado y haya sanción civilizada ante tan horrendo crimen. 

Sin incurrir en la vieja y malhadada costumbre peruana de olvidar aquello que ha hecho daño al cuerpo social de la nación, hay que reconocer que el tiempo no ha pasado en vano. Que el país necesita erguirse venciendo sus propios dolores, sus sufrimientos y hasta sus culpas seculares. Reclama un cambio hondamente moral y definitivo, que haga posible una sociedad justa sustentada en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana, toda vez que ésta representa el fin supremo de la sociedad, en donde el orden real debe someterse al orden personal y no al contrario.

Llevados por este pensamiento, la Asociación Nacional de Periodistas del Perú-ANP- cumplirá este año, tal como lo viene efectuando desde hace décadas, un peregrinaje hacia Uchuraccay, con la participación de familiares, representantes del gremio, autoridades y pueblo en general, para hermanarse con los comuneros y compartir con ellos la utopía, por ahora, de una paz duradera, de reconciliación sin menoscabo del respeto mutuo y de entrega de esfuerzos para integrarnos como miembros de una sola nación. El anhelo gremial es que el acto a cumplir sea portador de un mensaje renovado sobre el significado de la libertad de prensa, que no se debe coartar, que no se puede regular por imposición de los poderes políticos o económicos, que debe brillar en el crisol de la libertad porque ella facilita que los ciudadanos actúen según su conciencia y libre elección, inducidos por su convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa.

En consecuencia, al rendir homenaje a Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez Gavidia, Féix Gavilán, Jorge Luis Mendivil, Willy Retto Torres, Jorge Sedano, Amador García, Octavio Infante, al comunero Severino Huáscar Morales y al guía Juan Argumedo García, fixer o auxiliar en la misión periodística de riesgo o peligro, la ANP afirma que la libertad de expresión es sinónimo de ser humano que habla y, por tanto, es de otro u otros que escuchan, manifestación de diálogo posible. Que es lo que más necesita el Perú de estos tiempos.

Así como ayer, hoy, también, el dolor se observa vivo en los rostros de madres y esposas de quienes serán recordados siempre como los mártires del periodismo peruano. Ellas reclaman justicia y lo manifiestan sin ambigüedades de ninguna naturaleza. Lo hacen año tras año sin sentirse avasalladas ni temerosas ante el poder de turno. Y al lado de ellas, quienes desde aquel lejano y triste 1983 les acompañan en procura de que se les escuche, como ocurrirá cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos dicte su veredicto final. Nunca será tarde para que se cumpla ese justo deseo. El Estado peruano tiene la palabra.

Lo anterior anima a reconocer la obra de los y las periodistas de Ayacucho, dirigentes de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú. Ejemplar a no dudar. La suma de fuerzas y voluntades demostrada quedará inscrita en la historia del gremio, ajena a todo oportunismo, sin cálculos políticos, sin hipotecar el buen nombre del gremio a intereses partidarios . Quienes ahora, recién ahora, pretenden apoderarse de un bien simbólico, solamente obtendrán una figuración efímera.Y nada más. El mañana tiene otros caminos. Ojalá que no se extravíen.

El recuerdo se hizo ayer, también se hará ahora y con toda seguridad mañana. Por eso solo nos queda a los de la ANP, afinar el oído para comunicarnos por cauce propio, sin el lenguaje evasivo y regresivo de los coloquios oficiales y de los fundamentalismos ideológicos, que enlodan los hechos y por tanto amputan la verdad.

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