Una canción de Facundo Cabral nos
dice que la gente simple es la más grande, que en la simpleza de la vida está
el secreto de crecer constantemente ante los retos de la propia vida…toda una
filosofía cotidiana que nos enseña a valorar la actitud más simple de quien o
quienes no ocultan su alegría por el solo hecho de vivir, no importa si del
lado de muchas necesidades pero convencidos que despertar a un nuevo día ya es
un efecto de despertar ante la esperanza, que volver a ser niño cada día es
también sentir la pureza del amor la amistad y de aquella nobleza innegable que
nos ofrece la infancia.
De forma común el ser humano
suele darse un breve descanso y a modo de balance ante su propia vida
reflexiona sobre el trecho recorrido…y es durante este breve espacio que valora
la simpleza de la vida, valora un Dios, valora la calidad de vida, la calma, la
buena música, valora al amor, la
familia, los buenos amigos, valora su trabajo por más sencillo y humilde que
sea este, valora la naturaleza, un poema o aquel libro de paginas amarillas como
muestra del paso del tiempo…valora la sonrisa de un hijo o aquel dialogo con la
anciana madre al atardecer.
Existen simplezas que indubitablemente
engrandecen al hombre, simple como un fogón alimentado por el fuego de la
esperanza de quienes sin ser ricos en dinero son ricos en convivencia humana,
de quienes no se hacen problemas ante el lujo de una cena opípara ni la humildad de una mesa dispuesta a
compartir lo poco que tenga…simplezas de un canto al amor o la libertad, al
deseo de vivir sin opulencias pero con sinceridad franqueza y naturalidad,
vivir en humildad de paredes simples y huertas de uso campesino antes que lujos
fatuos donde impera la hipocresía falsedad y doblez humana.
Fin del mundo?...no me preocupa
el fin del mundo, me preocupa que el mundo siga engrandeciendo la miseria
humana, admirando la riqueza material por sobre el sentimiento humano y la
solidaridad, me intranquiliza el abuso de poder garantizado por armas nucleares
y chorros de millones por sobre lo intelectual y cultural, me aterra el abuso y
desprecio por los niños y personas de la tercera edad, me aterroriza la
intolerancia de quienes creen y juran ser “dueños de la verdad”, me preocupa y
alarma la ignorancia y vulgaridad de quienes valoran al delincuente y
desvaloran principios humanos como la bondad respeto y tolerancia…fin del
mundo?, no me preocupa el fin del mundo, me preocupa la insensibilidad del hijo
por una madre que aún se aferra a la vida, me intranquiliza el rencor de
quienes viven odiando sin imaginar que la muerte está al acecho, de quienes
juran que vivirán por siempre y siguen amasando y guardando fortuna.
LUIS LEDESMA ESTRADA.- "Periscopio Periodístico" ( Diario "La Voz")
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