Porque tengo
derecho a indignarme es que no puedo callar cuando la justicia es vilipendiada
por quienes asoman hacia el oscurantismo alimentado por fajos de dinero…porque
indignarme es no callar ante el oprobio y la ignominia silenciada por intereses
ocultos bajo la sombra de la pudrición, porque ser ciudadano también es
rechazar el azote de la ignorancia y el golpe bajo de algún reyezuelo de
cartón.
Tengo derecho a
indignarme porque sé del valor de la crítica ciudadana, porque sé que una
sociedad se construye sobre las bases de controversia, y no, sobre la base de adulación y lisonja a
cambio de un plato de lentejas…tengo derecho a indignarme cuando percibo una
clara idiotización de masas, cuando los
aplausos y simpatías tienen precio…cuando la opinión tiene un precio…cuando el
peso de conciencia pareciera esfumarse.
No he venido a
violentar ni la paz, ni la democracia…he venido a rescatar el derecho a la
indignación, el derecho a pensar diferente, a opinar diferente sin que medien
puñados de dinero…he venido a decirles que si todo tiene precio en esta vida, también está la DIGNIDAD
que diferencia al hombre…está la convicción que no se vende, el derecho a
indignarse y pensar diferente…el derecho a la observancia ciudadana que no
regala cheques en blanco.
Tengo derecho a
indignarme…no pido insurgencia ni poderes que nazcan del fusil…pido simplemente
que haya vergüenza ciudadana, que el azote del rebaño sepa diferenciar a
quienes agachan la cerviz por algunas monedas, de quienes siguen erguidos a
pesar de ciertas “derrotas” que aún no han sido parte de la última
batalla…democracia sí, pero ceñida de dignidad!!.
LUIS LEDESMA
ESTRADA en "Correo" / Edición Ayacucho ( 13-10-14)
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